Nocturno bajo un farol
A media calle con los pies mojados ánimas miro, cerca de su calor. Hoy, las hojas se resisten al viento en esta noche azul, con estas nubes despacio, nos acarician de lejos.
El fantasma de luz de los faroles crece y alarga sombras aberrantes.
La música y tu musitar percibo, su claro desliz, en la friolenta luz, bajo las alas de un ángel enfermo, débil, desgarbado, bajo la lluvia, las lluvias de antes, así, lluvias lentas.
Sin prisa y en silencio, se revela, el tímido calor de las palabras que nacen, se propagan por el aire, levantan monumentos palaciegos, con estricta sintaxis, la memoria los conserva, cimienta y atesora, cuando muertas están ya las palabras en su vuelo fugaz inaprensible, donde el sueño perpetuo se construye,guardado allí por la espada y potestad, confusión, convulsión de un ángel ciego, que agita torpe al despertar sus alas y nos deja en esta danza nocturna.
Nuestros pies, en la calle se deslizan, la música y tu musitar orbitan.
El deseo, en su bastión imperturbable, quebrantando las leyes infinitas,para el tiempo, detiene el movimiento posterga para siempre la alborada, o hasta saber, si no, hasta saberlo, nuestro papel en la comedia amarga
Nuestros pies, en la calle se deslizan, la música y tu musitar orbitan.
El deseo, en su bastión imperturbable, quebrantando las leyes infinitas,para el tiempo, detiene el movimiento posterga para siempre la alborada, o hasta saber, si no, hasta saberlo, nuestro papel en la comedia amarga
Andovas Tatemari
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